Personajes

"I love Pornomiseria"

Viernes 22 de abril de 2011 - José Alejandro González tiene la mirada del que tiene alma. Sus clips con personajes anónimos informan, enternecen e indignan. Conoce por qué hace lo que hace. Consulta en Multimedia algunos de sus trabajos.

Por Redacción Otramerica

Una cámara no es nada sin un alma detrás. Imaginamos que por eso bucear en el alma de  José Alejandro González (Colombia) es uno de los caminos para escuchar la voz que hay detrás de quién, fundamentalmente, escucha. Para ver su trabajo puedes entrar a la sección Multimedia de Otramérica, navegar en su canal de Youtube (barcelombia) o acercarte al proyecto The Insider.  Nosotros contamos con algunos videos de él porque nos gustaba mucho su ojo, pero queríamos escucharlo. Esto es lo que nos dijo.

 

¿Por qué?

 El porqué es algo que no tengo claro, sólo sé que esto nació un día para no mantenerme sin hacer nada. Vivo en un país cruel, en un mundo complicado y algo debe mantener la chispa encendida, si no: la droga, si no: el alcohol, si no: el encierro. El hecho de filmar gente es algo que me ha acercado a mi país. Esta claro que la gran mayoría  de mi trabajo ha estado enfocado en esa dirección, aunque tengo piezas que me cuentan mucho y que están filmadas en Amsterdam o Delhi.

Esto se trata de una visión de vida, de cómo veo yo el mundo. Se que mi trabajo no ha llegado a ninguna parte, pero también se que yo sí voy a algún lado.

¿Ves a los que nadie ve?

Estamos terriblemente divididos, hemos crecido con barreras y nos da miedo sentarnos a hablar con los otros. Más de una vez se me han escurrido lágrimas con solo ver a una persona actuar, una madre de familia, una ama de casa, un indigente en la calle, de ver como se desenvuelven, de descubrirles valores. A mi, la gente me sorprende mucho, tengo miedo de perder la intención de salir a filmar, también sé que esto es un proceso que se acaba el día en que yo muera. Espero llegar a algún lado.

¿Quién te mira a ti?

 A mi me miran todo el tiempo. Yo ahora vivo en Bogota (Colombia), pertenezco a un grupo de gente, me dedico al audiovisual. Me siento expuesto todo el tiempo y, a decir verdad, cuando salgo a filmar eso se acaba, salgo y conozco a otra gente, converso con desconocidos y adquiero cierta seguridad. Pero… eso tiene que ver mas con mis miedos y mi forma de ver la vida.

¿Quién te escucha?

 Soy de los que pienso que nadie escucha a nadie. Yo mismo he estado parado al frente de personas filmándolas y vengo a darme cuenta de lo que dicen después de un tiempo, cuando veo el vídeo en Internet, cuando vuelvo a ellos. La gente no escucha. Por eso es importante encontrar una pareja, por que al menos así se abren las oportunidades de escuchar, con el tiempo llega uno a oír a la persona que esta al lado. Alguna gente me sorprende cuando se pone a parar bolas [prestar atención], aunque yo voy muy rápido.

¿Qué amenaza supone el otro para los que se consideran "ciudadanos de bien"?

 Colombia esta infectada de eso, yo mismo estoy infectado de eso. No hace mucho que volví al país después de 11 años de estar ausente, y he vuelto a colocarme en un escalón, con un determinado tipo de gente. En Cataluña [España] también pasaba, pero yo y muchos inmigrantes nos habíamos vuelto invisibles, y eso lo había tomado como mi seguridad. Aquí, en mi ciudad, las camionetas de los escoltas arremeten contra nosotros, la gente va armada, los políticos entran y salen de la cárcel, y… aquí nunca pasa nada.

¿Qué correlato has encontrado en tu trabajo como documentalista?

 La voz de la gente. Qué sé yo si no sé nada. A mi me encantan los viejitos, los niños , las señoras, los curas, los policías, los bazuqueros [adictos al bazuco]… buaaaa

¿Qué nos perdemos al no atrevernos a hablar con la gente que nos cruzamos?

Nos perdemos todo, aunque también de vez en cuando me guste mantener silencio. La gente es buena, la gente es maravillosa, la gente te puede ayudar a aferrarte a la vida. Es tan raro todo. Amo sorprenderme con el relato de los otros, con los miedos, ver a la gente tambalear.

El que se ponga a ver Barcelombia se puede sorprender.

¿Para qué? ¿Para qué tu trabajo? 

Para no morirme, qué otra cosa me pongo yo a hacer. En mis viajes yo era camarero, tendero, recepcionista. Aquí en Colombia yo no puedo ser nada de eso, y eso si es mi verdadero problema, soy muy pretencioso. Algunas veces me encuentro con mensajes que la gente manda al YouTube que responden esta pregunta, esto es para mostrarle a la gente que existe otra gente. Lo mío es tratar de ser natural.

¿Consideras que algunos de tus clips pueden ser acusados de pornomiseria?

¿Y qué es la pornomiseria? Yo lo que pienso es que se deja de hacer mucho solo por pensar así, a veces me dan ganas de encasillarme en esa palabra, de animarme a convertirme en un realizador de pornomiseria y así mostrarle al mundo lo miserables que somos. Cómo es posible que un culicagado [niño] duerma en la calle y que actúe como un adulto, que se drogue, que mate, que lo violen y violen. Mostrar todo y hasta donde más se pueda, llegar hasta lo ultimo. Yo sé que esto no va a cambiar en nada a el mundo, pero sí sería chévere que alguien, escuchando a un niño de esos, se dé cuenta que se trata de alguien igual que él, con pensamientos, con miedos…. I LOVE PORNOMISERIA. Es más, esa palabra solo cabe en gente que no compenetra con la gente, que mira desde arriba, ese no es mi caso.

 

La pornomiseria

La pornomiseria es un término utilizado en Colombia (y ya en otras partes de América Latina) para describir el aprovechamiento de la pobreza, la miseria o las desgracias sociales para hacer productos de comunicación sensacionalistas. El término, muy aplicado al periodismo, fue acuñado por dos cineastas del grupo de Cali, Luis Opsina y Carlos Mayolo que, de hecho, hicieron un pequeño documental para denunciar el cine de la pornomiseria (Agarrando Pueblo).

Los críticos de la pornomiseria no están en contra del periodismo o el cine realista y social sino de esa mirada sorprendida, juzgadora o escandalizada de la pobreza o de aquellos productos que se ceban en el sensacionalismo para tener mayores audiencias.

Una familia de desplazados, un hombre que vive en un hueco de una alcantarilla, un taxista en Munich o un pase con Vallejo en Bogotá.... las voces de la vida y de la muerte, el mundo... nada más.

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