Los mexicanos se toman el norte porque están hasta la madre
sábado 11 de agosto de 2012 A pesar del ambiente de agitación y movilización post electoral en México y el contexto de pleno proceso electoral en los Estados Unidos (EEUU), los integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) salen este domingo 12 de agosto en caravana hacia territorio estadounidense y recorrerán 25 ciudades en un mes para exigir un cambio en la violenta política de drogas.
Descriminalización y legalización de las drogas, poner fin a la política militarista estadounidense y unir fuerzas con los mexicanos del Norte son parte de las motivaciones de la Caravana de la Paz.
Por Marta Molina
La llamada guerra contra las drogas conlleva una retahíla de consecuencias para los mexicanos que llega a modificar su vida cotidiana, los planes de familias enteras a las que les desaparecen o asesinan un padre, una madre, un hijo o una hija, a los que les quitan sus tierras y tienen que emigrar, a los que les convierten en presuntos culpables de un delito no cometido. Sobran los motivos para pedir justicia. Tal vez estos sean los más cotidianos y los que han convertido a México en un país en guerra pero que en el último año y medio se llenó de un coraje sin precedentes para exigir Paz, Justicia y Dignidad.
Tijuana, San Diego y Los Ángeles serán las tres primeras ciudades que recibirán la Caravana por la Paz. Pasaran por el suroeste, Texas, el sureste y de ahí se dirigirán a Chicago para recorrer finalmente parte del noreste del país pasando por Nueva York y Baltimore. El recorrido acabará en Washington DC, a donde llegaran el 10 de septiembre y se quedaran hasta el 12.
Se trata de la tercera caravana organizada por el MPJD, el movimiento más grande en contra de la denominada “guerra contra las drogas”, inspirado hace más de un año por el poeta Javier Sicilia quien, a raíz del asesinato de su hijo Juanelo, convocó a las víctimas de esta guerra desde el dolor.
La primera, bajo el nombre de la Caravana del Consuelo, salió el 4 de junio de 2011 y recorrió la ruta del dolor desde Cuernavaca, Morelos hasta Ciudad Juárez o Chihuahua y llegó a cruzar la frontera norte para llegar a El Paso, Texas. Durante diez días se convocó a las víctimas de la guerra contra las drogas que empezaron a convertir su dolor en organización y al mismo tiempo demostraron al mundo que no se trataba de cifras o daños colaterales sino de mexicanos de carne y hueso dispuestos a recuperar su dignidad.
Estos fueron los primeros pasos del MPJD que, después de un primer diálogo –realizado el 23 de junio de 2011- con Felipe Calderón para exigir justicia para las víctimas y un alto a la guerra contra las drogas, organizó una segunda caravana hacia el sur en septiembre del año pasado: la “Caravana de Paz” pasó por Puebla, Veracruz, Oaxaca, Chiapas y otros estados hasta llegar a la frontera con Guatemala.
Con estas dos Caravanas en 2011 el Movimiento logró convocar a las víctimas de la violencia de la guerra contra el narcotráfico así como a las víctimas de la violencia estructural que sufre el país, a organizaciones y movimientos sociales del norte y del sur y empezó a reforzar alianzas con aquellos que ya tienen una larga tradición organizativa, como Las Abejas de Acteal en los Altos de Chenalhó (Chiapas) con quienes han compartido su larga experiencia de lucha no violenta –desde 1997 cuando ocurrió la matanza de 45 indígenas tzotziles-.
A la Caravana a los Estados Unidos irán representantes de comunidades indígenas de Chiapas, del Consejo de Pueblos de Morelos en la defensa de la Tierra y el Agua, así como una representación de la comunidad Wixárica (Huicholes) del oeste central del país, entre otros.
Esta tercera caravana, ahora bajo el nombre de “Caravana por la Paz” hacia los Estados Unidos, convoca a las víctimas del lado norte de las fronteras del país, a los migrantes, a aquellos mexicanos que tuvieron que abandonar su tierra a causa de la violencia estructural y las necesidades económicas, a los que se marcharon porque empezaban a ser perseguidos y amenazados por ser defensores de los derechos humanos, a aquellos que no encontraron respuesta, amparo o justicia en un estado mexicano fallido incapaz de entenderlos.
“No puedes oprimir a un pueblo que ya no tiene miedo”, dijo el mexicano-americano César Chávez líder campesino y organizador fundador de la Unidad de los Trabajadores Agrícolas (United Farm Workers) que, desde 1964, agrupa a los jornaleros migrantes, en su mayoría de origen hispano, para luchar por la mejora de sus condiciones laborales. Las víctimas de la guerra contra las drogas ya no tienen miedo. Ahora no están solos y siguen mejorando en organización interna y externa. Además, ya no luchan por encontrar a sus hijos o para obtener justicia por los asesinados, luchan por todos los padres, madres e hijos de desaparecidos y se llenan de coraje para recuperar la dignidad y vivir en paz, en un país destrozado y dolorido por la violencia.
Durante esta caravana –por cierto, inédita- de mexicanos hacia los Estados Unidos harán oír su voz al otro lado de la frontera personas como Teresa Carmona, con un hijo –Joaquín- asesinado a los 21 años; Olga Reyes Salazar, con un sobrino de 26 años, su hermano Rubén y Elías, sus hermanas Josefina y Malena y su cuñada asesinados, 20 integrantes su familia en el exilio y otros viviendo en distintas partes del país; Araceli Rodríguez, con su hijo Luis Ángel, policía federal desaparecido desde noviembre de 2009; Melchor Flores, caminando siempre con su enorme pancarta del “Vaquero Galáctico”, su hijo performer desaparecido el 19 de enero de 2009 cuando se lo llevaron los policías de Monterrey; Maria Herrera, madre de 4 hijos desaparecidos. Todos ellos caminaron junto a Javier Sicilia desde que convocó a la Primera Marcha Nacional por la Paz el 8 de mayo de 2011, caminaron la caravana al norte y al sur. Ahora, alzaran su voz en los estados Unidos junto a las víctimas del otro lado de la frontera.
El fracaso de esta guerra
Las víctimas organizadas del Movimiento por la Paz vuelven a partir en caravana con la premisa de que la prohibición de drogas ha fracasado y ha generado un desgaste social con dolorosas consecuencias tanto para México como para el país vecino del norte: muerte, dolor, corrupción e impunidad. Tal como declaran en suposicionamiento binacional -hecho público el pasado 18 de junio en la Ciudad de México-: "La creciente violencia en México más de 70.000 asesinados, 20.000 desaparecidos desde 2006 – y el encarcelamiento masivo personas en los EE.UU. – con sólo el 5% de la población mundial, los EEUU tiene el 25% de la población encarcelada del mundo – son testimonio de las formas en que la guerra contra las drogas está destruyendo el tejido social de los EEUU y de México".
Además, en una reciente carta publicada el 21 de julio pasado y dirigida a Felipe Calderón, el poeta Javier Sicilia explicita claramente que la llamada guerra contra las drogas es hija de una subordinación de la agenda de seguridad de México a la de Estados Unidos, “que en buena parte está fincada en una estupidez decretada hace 40 años por Nixon”. El poeta reafirma un postulado que ha defendido desde el inicio del movimiento: “Las drogas, la historia lo demuestra con la prohibición y la legalización del alcohol en EU, es un asunto de salud pública, de libertades y de controles del mercado y del Estado, jamás un asunto de seguridad nacional”.
Legalización frente a criminalización
La descriminalización y legalización de las drogas será una de las demandas principales de esta Caravana que transitará durante un mes por los Estados Unidos, país cómplice de esta guerra que, según Sicilia, Obama sabe que es una estupidez pero de momento no ha hecho nada por detenerla. "Por eso Obama –que aunque sabe de la estupidez de esta guerra que está poniendo en crisis la democracia internacional, no ha hecho nada por detenerla– te llamó con fina ironía 'Eliot Ness'. Ness, que al igual que tú, quiso, desde un puritanismo policiaco, erradicar a sangre y fuego a las mafias de Chicago, se hundió en la oscuridad y el fracaso cuando Roosvelt, en un acto de profundo republicanismo, legalizó el alcohol para desarticular realmente a las mafias y reducir la criminalidad y la corrupción que habían aumentado exponencialmente en los Estados Unidos con la Ley Seca".
El Movimiento por la Paz lleva ya más de un año y cuatro meses explicando que la política de prohibición fracasó entre 1919 y 1933 y fracasa hoy cuando se aplica a otro tipo de drogas y se aborda como un asunto de seguridad nacional y no de salud pública. La violencia fruto de esta nueva prohibición en contra de otras drogas ha traído como resultado más de 70.000 familias mexicanas que, en palabras de Javier Sicilia, “han sido mutiladas”. Así describía lo que está sucediendo en la Carta dirigida a los políticos y a los criminales publicada el 3 de abril de 2011 en el semanario Proceso y a través de la cual convocó a miles de mexicanos bajo el grito indignado de “Estamos Hasta la Madre”. Fue el inicio de un movimiento que exigía (y exige) que “hay que devolverle la dignidad a esta nación”.
También los zapatistas se unieron al ¡Estamos hasta la madre! pronunciado por Javier Sicilia, los que también gritaron ¡Ya basta!” en 1994 salieron a marchar en silencio y en apoyo a Sicilia y al MPJD el 7 de mayo en la ciudad deSan Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Se sintieron convocados y hablaron –después de tiempo de silencio- en apoyo al MPJD por boca del subcomandante Marcos:“Esta guerra ha tenido como principal blanco militar a seres humanos inocentes, de todas las clases sociales, que nada tienen qué ver ni con el narcotráfico ni con las fuerzas gubernamentales”.
Política estadounidense y sangre mexicana
Durante la Caravana binacional hacia los Estados Unidos estarán las víctimas estos seres humanos inocentes que forman parte del movimiento nacional mexicano más grande en contra de la guerra contra las drogas que, como dijo Olga Reyes, “no es nuestra, es de los del norte. Ellos venden las armas, lavan el dinero y nosotros ponemos a los muertos”.
En palabras del poeta Javier Sicilia en rueda de prensa -el pasado 18 de junio en la Ciudad de México- toda esta violencia que se vive en México está íntimamente vinculada a la política de seguridad regional de los Estados Unidos, que ha desatado zonas de violencia generalizada, violación de derechos humanos y el grave deterioro del estado de derecho. “Esta política ha permitido un círculo vicioso de consumo de drogas, compra ilegal de armas y un sistema financiero sostenido por lavado de dinero, todo avalado por una relación bilateral que ha alimentado una estrategia de guerra, y arrasado con grupos vulnerables como las y los migrantes, poblaciones indígenas, jóvenes y mujeres entre otros. Esto ha ido sosteniendo la reproducción de la violencia y muerte y de un tejido social desgarrado. Y, además del dolor, de la muerte y del sufrimiento de miles de familias, lamentamos que nuestros mismos gobiernos vuelven a victimizar y criminalizar a quienes buscan justicia y dignidad.
Así, para el Movimiento por la Paz, la Caravana binacional debe servir para que ambos países reconozcan que “han fallado en su obligación de proteger a su gente y defender sus derechos y con ello se han hecho cómplices”. Además, hacen un llamado a favor del cambio de las políticas que han llevado a la militarización de la frontera y la criminalización de los y las migrantes porque, en palabras del Padre Alejandro Solalinde, “han generado una crisis humanitaria sin precedentes. Los migrantes se han convertido en la población más vulnerable que tienen que emigrar al norte en busca de un sueño que se convierte en una pesadilla”.
Los vínculos con #YoSoy132
México empezó a despertar hace más de un año con el movimiento más grande en contra de la guerra contra las drogas, el MPJD y durante este 2012, los #Yo Soy 132 empezaron una revolución en contra de los medios de comunicación y por una democracia auténtica en plena campaña electoral. Hoy en unesfuerzo necesario de unión de movimientos sociales a favor de la dignidad, la paz y la justicia el Movimiento Yosoy132 también ha declarado públicamente su apoyo al MPJD con estas palabras:
“Ahora caminamos juntos, nos encontramos. Las gotas de nuestras luchas que caminan por la paz, por la justicia, por la dignidad de los pueblos, por la vida, forman ahora un torrente de aguas que busca sanar las heridas de un país que sangra, que nos duele. Caminamos juntos por un mundo en el que no nos omitan, no nos callen, no nos maten. Es nuestra esa luz, en la que ardemos juntos, ¡sigamos andando!”
Calendario y ruta de la Caravana a EEUU
Una versión de este artículo apareció originalmente en inglés en la publicación Waging Non Violence.